Prefiero a un país que se cree tocado de Dios para dirigir los destinos de la Humanidad, a otro país, o más que un país a un único partido político que, no solo es abiertamente ateo, que no reconoce ninguna autoridad divina, no solo descreen totalmente de cualquier concepto religioso de Dios, sino que ellos mismos se creen Dios mismo. Han prostituido de todas las formas posibles la grandeza de las dinastías chinas de antaño, y han convertido grandes mitos y joyas de sabiduría, en burlescas frases que justifican su nueva estrategia vulgar de dominación global: el Imperio del centro, el emperador que domina "todo bajo el cielo" le dicen ahora a Xi Jinping.
Con todo y sus fallas, prefiero a Estados Unidos que una China envalentonada e imperialista que no tiene ningún respeto por nada ni nadie. Ni aún sus propios hijos: su población.
Dios nos libre de un autoritarismo chino, ate, policial y con su pretendida vocación de potencia mundial y hegemónica. Palabras sean, hechos no.
0 coment�rios
Escribir un comentario ↓