miércoles, 24 de abril de 2019

👊 Gustavo Petro | Responde a los insultos de Uribe

Gustavo Petro, como es habitual, dió anoche durante una plenaria del Congreso de la República que buscaba votar las objeciones a la JEP, una clase magistral de búsqueda de diálogos y consenso, ante los también ya acostumbrados y permanentes ataques del senador Álvaro Uribe Vélez, que sigue creyéndose por encima de la Ley y quien en el congreso le dijo a Petro "Sicario, sicario, sicario".

El senador Uribe es, por antonomasia, el hombre de acción en Colombia, de pulso armado y corazón armado también (nada de grande) que pasea con total impunidad en los espacios que vilmente ocupa. Uribe se ha caracterizado por usar un lenguaje de hampón, al mejor estilo de los matones de las barriadas de Colombia. Da grima que un grueso sector de la población colombiana aún defienda sus actuaciones, le celebre sus gazapos y aplauda sus llamamientos a esto: a la continuación de la violencia.

  😠 Lo que dijo el senador Uribe debería ser suficiente para que perdiera su curul, su fuero parlamentario. Lo que dijo es una verguenza, una tristeza, una canallada miserable...

Álvaro Uribe Vélez es un ser despreciable, que no debería estar más en la escena política, es un Uribe Vélez: lo peor del alma de los políticos de Colombia, el odio elevado a la categoría de política estatal, el creer el Estado como una bodega de beneficios para unos pocos, ¡el pueblo que se joda!
hombre enfermo de odio visceral por sus contradictores, por quienes le plantan debate, por aquellos en franco desacuerdo con sus actuaciones, palabras e incluso omisiones. Un ciudadano que usó su puesto de presidente de los colombianos para beneficiar a sus familiares, que compró senadores para reelegirse, que defiende a otros delincuentes de su otrora círculo cercano. La moralidad relativizada al nivel de los intereses de una pequeña camarilla de granujas que se creen una especie de raza elegida para someter a este pueblo que somos nosotros al que siempre han visto con desprecio, odio, resquemor. Eso representa

Ese es el talante del expresidente de Colombia, el hombre que enrriqueció ilegalmente a sus hijos con la venta de unos terrenos que en poco tiempo se convirtieron en zona franca y los volvió millonarios de la noche a la mañana, de quien miente y calumnia sistemáticamente, de quien ha hecho trampa ene mil veces. Esto fue lo que dijo este miserable ser:


De esta manera se enseñorea un discurso de odio en el Congreso de Colombia, cuya cabeza visible es Uribe Vélez, alguien que sigue aferrado al poder, que controla los hilos del Ejecutivo con su títere Iván Duque, que no tiene poder más allá de los jardines presidenciales.

"Sicario, sicario, sicario"


Lo que dijo el senador Uribe debería ser suficiente para que perdiera su curul, su fuero parlamentario. Lo que dijo es una verguenza, una tristeza, una canallada miserable digno del matón más miserable de Colombia. Debería irse, no merece estar allí, no merece seguir hablando estupideces. Es un anciano (pero no venerable), que debe descansar. Tiene la mente tribulada, nublada, no piensa bien. Lo que dijo también debería hacerle perder el respaldo de quienes aún creen en este ciudadano infeliz y desgraciado, sin empatía, de lo más bajo y ruín. Váyase Uribe, por el bien de Colombia, ya no lo queremos ni lo necesitamos más. Ya hizo mucho daño, ya regó mucho veneno, ahora deje a los más jóvenes esobzar el país que quieren, que los viejos repugnantes como lo es usted se vayan a limpiar la mierda de sus caballos. ¡Largo!

Por eso, el día de ayer martes 23 de abril, mientras se debatía en el honorable Congreso de Colombia las objeciones a la Ley Estatutaria para la Paz o JEP, Uribe le increpó a Petro los insultos por todos conocidos. 

Gustavo Petro, que tiene una capacidad argumentativa magistral, que es fuerte y ágil en el debate, que no se deja amedrentar por las palabras cargadas de emotividad desbordada y babas, contestó como debió contestar: como un político que conoce el significado de la palabra honor, como un estadista superior que sin gritar ni elevar la voz como un domador mediocre de caballos, le contestó como todo un caballero que demuestra su amor por el país profundo, por esa Colombia acallada por esos oscuros personajes como Uribe Vélez. Así contestó la esperanza:


Por eso yo creo en Gustavo Petro, no simplemente porque es clara la persecución política a la que se ha visto sometido sin cuartel desde que fue Alcalde Mayor de Bogotá. Si no porque en verdad ha demostrado que quiere al país profunda, a esa Colombia acallada e inerme que quiere una mejor oportunidad para sus hijo. Esas es la Colombia que yo quiero, no la del líder paramilitar que nunca ha podido superar el asesinato de su padre y que nos culpa a todos nosotros por ello.

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