domingo, 27 de octubre de 2024

🇨🇳 Por qué China vive tiempos interesantes?

China vive tiempos interesantes. No es que no lo haya hecho antes. Desde el Movimiento del 4 de Mayo de 1919, el gigante asiático ha atravesado numerosos desafíos: guerras, revoluciones, y cambios internos monumentales. Pero, si miramos atrás, los últimos cuarenta años han sido los más pacíficos y prósperos de su historia reciente. La China de hoy es una superpotencia económica… pero ¿por cuánto tiempo?


Para el economista británico George Magnus, estos tiempos de calma pueden estar llegando a su fin. Magnus predijo la crisis financiera global de 2008 y ahora advierte que China podría estar al borde de una nueva turbulencia económica.

En su nuevo libro, Magnus sostiene que el modelo de desarrollo chino, basado en el ahorro privado y la expansión del crédito, ha dejado de ser sostenible. La deuda del país se ha disparado, y eso está creando una creciente inestabilidad financiera.

Para darte una idea, en 2007, un billón de dólares en crédito generaba casi 700 mil millones de dólares en PIB. Hoy en día, ese mismo billón apenas genera un tercio de lo que producía. El crédito necesario para generar crecimiento se ha multiplicado por cinco.

Uno de los mayores problemas radica en las Empresas Estatales, o SOE. Aunque se ha prometido reformarlas, su influencia sigue siendo enorme. Representan el 35% del PIB, pero solo generan el 3% de los beneficios empresariales totales.

Y luego está el sistema financiero. Mientras que el sector bancario oficial es fuerte, el crédito en China ha crecido aún más rápido gracias a la banca sombra: un conjunto de instituciones financieras poco reguladas, que operan bajo la premisa de que, en caso de crisis, el gobierno las respaldará. Esta expectativa crea un riesgo moral considerable.

A todo esto se suma el envejecimiento de la población china. En menos de 12 años, un cuarto de su población será mayor de 60 años, y eso limita severamente su capacidad de crecimiento. A diferencia de otros países, China no parece estar preparada para enfrentar este desafío a través de la inmigración, el aumento de la edad de jubilación o medidas para incrementar la participación femenina en la fuerza laboral.

Además, China corre el riesgo de caer en la llamada ‘trampa de ingresos medios’, donde los países en desarrollo dejan de crecer tras alcanzar cierto nivel de renta per cápita. Según Magnus, solo una cuarta parte de los países emergentes ha logrado superar esta barrera.

Para enfrentar estos desafíos, China ha lanzado la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, un gigantesco proyecto de conectividad que busca consolidar su influencia económica y política global. Sin embargo, este proyecto no es una solución perfecta y viene con sus propios riesgos.

La verdadera pregunta es: ¿Puede Xi Jinping manejar estos desafíos y evitar una crisis económica que pueda desestabilizar a la segunda economía más grande del mundo? Para Magnus, aunque no es imposible, será una tarea extremadamente difícil.

Y si la economía china se desacelera, las consecuencias podrían ser graves, no solo para el sector privado, sino también para la creciente clase media del país. Las expectativas de una vida mejor podrían verse frustradas, lo que crearía tensiones internas.

Al mismo tiempo, el Partido Comunista Chino sigue ampliando su influencia en el sector privado, exigiendo que todas las empresas, incluidas las extranjeras, cuenten con células comunistas en su dirección. Esta intrusión genera incertidumbre en el sector privado, lo que puede traducirse en fugas de capital e inestabilidad financiera.

En este contexto, el control de la información y la tecnología se ha convertido en una herramienta clave para el gobierno chino. El Partido utiliza la inteligencia artificial y la tecnología digital tanto para la comunicación como para la vigilancia y el control social.

En resumen, el futuro de China bajo Xi Jinping es incierto. Si el país logra superar estos desafíos y se convierte en una nación de altos ingresos, será un logro sin precedentes. Pero si no lo hace, el estancamiento económico y las tensiones internas podrían poner en riesgo la estabilidad del gigante asiático.
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