lunes, 10 de enero de 2022

🌓 El Fin de la Historia

El 13 de julio de 2021 a la 1:10AM exactamente, mi mamá dejó de respirar.

Estaba conectada con tubos por todas partes que trataban de aliviar su agonía y hacer del Fin algo más soportable. Los médicos no nos engañaban: se esperaba lo peor en cualquier momento, días u horas, no sabíamos cuándo.

Mi hermana que llegó de EE.UU. y yo nos estábamos turnando durante el día para acompañarla en su próximo descanso; ella de día y yo en las noches. A mi correspondió el extraño honor de estar con ella la última noche, nuestra noche. Y desde el principio, de alguna manera, yo ya lo sabía. 

Hace años ella me enseñó un poderoso mantram hindú para protección y alcanzar la iluminación, llamado Gayatri Mantra. Con un japamala que compré en Nepal, todas las noches lo meditaba junto a ella, pidiendo que se le acompañara a dónde debía llegar, según el grado de su evolución espiritual. 

Los últimos días ya no estaba consciente, balbuceaba o simplemente decía cosas inaudibles. Leí junto a ella también el 'Libro Tibetano de los Muertos'

Mi mamá era joven, tenía 57 años. Un cáncer de útero fue descubierto tardíamente, cuando ya era bastante tarde para hacer algo. Mi mamá se descuido desde hacía años pues nunca se hizo un control. ¿Se hubiera podido evitar esto? Es la pregunta que me ronda la cabeza, pero ya no es importante pensar en ello. Sólo la culpa viene a mi en estos momentos de soledad.

📿 Hace años ella me enseñó un poderoso mantram hindú para protección y alcanzar la iluminación, llamado Gayatri Mantra 📿

Mi mamá fue una belleza de pueblo, nacida en Cañasgordas Antioquia fue una mujer muy codiciada. Llegó a Bogotá a la edad de 16 años y al poco tiempo conoció a mi papá. Luego me tuvieron a mi (el accidente (o el 'amarre' como decía mi ex)).

Mi relación con ella no fue la mejor, peleábamos mucho. Desde que fui niño fue así. Más tarde, tal vez demasiado tarde, entendí que fue una mujer frustrada, casada con un hombre que en el fondo no quería (mi padre) y que quiso una vida distinta pero no supo cómo cambiarla. Aceptó un triste destino de soledad y apatía afectiva y, creo, eso fue lo que provocó su prematuro final.

La amaba y la odiaba al mismo tiempo. A pesar de mis quejas y de mi dolor, era mi madre. Mal que bien siempre estuvo allí, siempre estuvo presente en los momentos más felices de mi vida, no así mi padre, que antepuso su trabajo a los momentos donde quise que estuvieran ambos. Eso, en parte, condicionó mi relación conmigo mismo y con el mundo.

Mi mamá no fue ni la peor ni la mejor mamá del mundo, pero era mi mamá y extraño su presencia tutelar aquí en esta casa que se siente y se ve más desolada sin su compañía, sin el aroma de su piel, sin el ruido que hacían sus pasos. Ahora el mundo es un poco peor sin ella. Era mi mamá y también fue en algunos momentos mi confidente y a quien le contaba mis cosas secretas, mis relaciones tormentosas con chicas, mis tusas y mis sufrimientos afectivos.

Mi mamá dejó un vacío difícil de llenar. Recién ahora, luego de casi cinco meses desde que partió, en el momento que escribo esto, comienzo a asimilar que de verdad se fue para siempre y que no la volveré a ver ni le podré contar las cosas por las que estoy pasando en este momento, ni contarle mis triunfos empresariales, ni decir alguna vez en Youtube "Mamá, estoy triunfando". 

Un psicoanalista hace años me decía que yo tenía un matrimonio simbólico con mi mamá y que eso dificultaba que yo pudiera tener relaciones afectivas sanas. Pero parece que con su partida intempestiva no sé si pueda establecer otro vínculo con alguien. Es como si su muerte hubiera marcado un antes y un después en mi vida. La vida da muchas vueltas, nunca esperábamos que sucediera esto. Desde que empezó esta tortuosa carrera por recuperarla pensábamos que todo iba a salir bien.

🟩"Las desgracias no vienen solas, las bendiciones no vienen en partes". Provebio chino.

Esto es el Fin, El Fin de la Historia como dijo Fukuyama. Aún no tengo claro que va a suceder en el futuro próximo. Pero la sensación de soledad no se va, sigue allí. Más aún cuando terminé con mi ex hace algo más de un mes desde la publicación de este post. El Fin de la Historia porque aunque no lo vea ahora siento que los cambios que suceden dentro de mi se han venido acelerando rápidamente. Al mismo tiempo siento que algún peso de resentimiento se está deshaciendo, que se evapora lentamente y que engranajes oxidados dentro de mi vuelven a funcionar. Allá, bien abajo, el cuarto de máquinas parece reordenarse y volver a funcionar como alguna vez fue: cuando adoraba a mi mamá ya en la lejana edad de 5 años.


El día de su funeral, dos días después, aproveché un momento a solar en mi casa y coloqué a todo furor y volumen Amor Eterno de Juan Gabriel y la canté llorando muchas veces hasta que mis ojos y el alma se me cansaron de tanto recordarla.

Me cabe algo de tranquilidad ya que pude pedirle perdón cuando aún estaba lúcida. Cuando ya no lo estuvo, le susurré al oído el haber sido mi madre y haberme dado lo que pudo y como pudo, que fue todo. A veces pienso que pude haber hecho más, mejorar conscientemente mi relación con ella cuando ella estaba. Pero el río ya pasó y me es imposible asirlo. 

El Fin de la Historia marca algo nuevo, que aún no sé qué es, que no intuyo ni vislumbro. Que el Todo poderoso me guíe en esta nueva etapa de mi vida, donde parece que al fin, me veo obligado a ser adulto por primera vez.

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