Moralismos al margen, el siglo XXI irrumpió con la liberalidad radical del sexo, heredero de lo ocurrido en el Mayo del 68 francés. Llevamos unas buenas décadas asumiendo que cada cual es libre de usar sus cuerpos como les plazca. El feminismo ha 'empoderado' (es el término) a las mujeres para que enarbolen las nuevas banderas del extremismo ideológico.
Las mujeres tienen ahora pleno derecho, no a ser cosificadas por el odioso patriarcado, sino a cosificarse ellas mismas. La libertad sexual se volvió de obligatorio cumplimiento; una libertad, en teoría, basada en el goce propio, en el uso de otros cuerpos, su explotación casi sin límite, para sacarles el máximo de placer y goce: en la autocosificación.
El caso de Lily Philips es la radicalidad llevada a lo escatológico. En este salpicón moderno de redes sociales, de validación a través de la imagen, de impulsividad, de búsqueda de gratificación inmediata, de depresión y unas cuantas más cosas de la distorsión.
Estamos desembocando en un sexo sin freno pero la felicidad no es proporcional. Solo hemos obtenido cuotas de adrenalina que se obtienen en 'subidones' y queda de nuevo un vacío cada vez más oscuro que exige dosis cada vez más grandes de su droga predilecta: adrenalina. Pero esto está lejos de ser una alegría honesta y real, es solo un sustituto pobre y mediocre.
¿Lily Philips lo hace por placer? En el documental de Pieters dice constantemente que esa es una de sus fantasías, el estar con muchos hombres. No necesitamos hacer un análisis muy profundo para darnos cuenta que lo de Philips es un asunto de clicks, de notoriedad, de validación externa, de ruido, de dinero. Aunque sí es posible que necesitemos alguna profundidad, porque muchas personas obtienen eso mismo, y no tienen que hacer retos sexuales.
Nadie en el mundo quiere acostarse con 100 personas en un día, nadie desea llevar a la acción una cosa así. Es posible que se fantasee con ello, pero hacerlo es convertir la fantasía en una pesadilla, como efectivamente sucedió con Lilly al final de la jornada, en que Pieters la interrogaba y de un momento a otro ella se quebró y estalló en llanto.
Hay un canal que encontré, de una psicóloga española (creo), Claudia Nicolasa, que en su último video hace un análisis (de lo que se puede entrever en el documental) de la personalidad de Lily Philips. Se los super recomiendo mis Gatos Capitalistas, aquí lo pueden ver.
Después del documental el ruido de Lily estalló por todas partes. Hasta a Colombia en la cadena de noticias Caracol sacó una nota sobre ella.
Pese a que se quebró brevemente, y que en el documental relató por algunos minutos cómo se disociaba (de cómo su mente se autodefendía para evitar un trauma, del mecanismo de defensa maravilloso que tenemos todos para proteger a todo el sistema (psíquico) de un fallo estructural y atenuar un golpe o amortiguarlo cuando sucediendo algo que podría provocar un daño y una ruptura enorme (como acostarte con 100 hombres sin descanso durante 24 horas)), pese a ello (porque aún creo que sus lágrimas eran sinceras), va por un reto aún mayor: en Febrero de 2025, se acostará con 1000 hombres en 24 horas.
¿Hasta dónde llegaremos? ¿Tocaremos fondo en algún momento? Solo el tiempo lo dirá. No se pierdan el video en el cana de Gato Capitalista. Desentrañando el mundo.
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